Hoy voy a explicaros cómo iluminar un pequeño bodegón en vuestra casa de forma sencilla y económica.
Siempre que sea posible debemos utilizar luz natural. En este tipo de fotografía la luz difusa que entra por la ventana acostumbra a ser la más bonita y la más barata. Pero también es una luz efímera y no siempre podemos disponer de ella. Muchos días llegamos a casa después del crepúsculo y cuando tenemos tiempo para hacer la foto ya no queda ni un rayito de luz en el cielo. Entonces nos lamentamos por no tener un completo equipo de estudio con sus potentes y carísimos artilugios luminosos y, finalmente, nos vamos a dormir sin realizar la foto.
Esta no es la actitud. La falta de equipo no puede ser nunca una excusa para dejar de hacer fotos. No vale decir: no puedo hacer esa foto porque me falta esto o me falta aquello. La pregunta que debemos hacernos constantemente es: ¿qué puedo hacer con lo que tengo? Al final, sea cual sea el equipo de cada uno, el instrumento más importante con el que contamos es nuestro conocimiento sobre el comportamiento de la luz. Esta herramienta es la más poderosa, la más accesible y la más económica. No hay excusas.
Sabemos que la dureza y el contraste de una luz viene determinada por el tamaño y la distancia de la fuente luminosa respecto al sujeto. Cuando la fuente de luz es pequeña y está alejada sus rayos llegan en paralelo al sujeto iluminando un solo ángulo y generando sombras negras y bien definidas. Esta es una luz dura. Por el contrario la luz suave proviene de una fuente grande y cercana que ilumina al sujeto desde varios ángulos y da como resultado sombras blandas y difusas.
En esta ocasión he intentado conseguir una iluminación suave y envolvente que emulara la luz natural. Para ello he utilizado un flexo de escritorio (a partir de 8 €) como única fuente de luz, un paraguas difusor (11 €) y una plancha de porexpan (2 €) a modo de reflector. El fondo es una cartulina de color (0,60 €).
Gracias al paraguas el tamaño de la fuente de luz es ahora mucho mayor. Además, lo he acercado tanto tanto al sujeto que si estuviera un poquito más cerca aparecería en el encuadre. Ya tengo una luz suave. El reflector al lado opuesto remata la faena suavizando todavía más las sombras.
Voilà
He utilizado un flexo porque, al ser ligero y articulado, permite mucha manejabilidad. Sin embargo se puede usar cualquier tipo de luz. Las dominantes de color se corrigen con el balance de blancos y la falta de potencia se soluciona con un trípode y mayor tiempo de exposición. El paraguas tampoco es un accesorio imprescindible. Para aumentar el tamaño de la fuente podéis utilizar cualquier tela o material difusor que tengáis por casa. Una vez comprendemos las leyes de la luz y los principios básicos de la iluminación el resto es cuestión de imaginación. La suerte de esta disciplina fotográfica es que tenemos todo el tiempo del mundo para organizar y modificar la luz como más nos convenga puesto que el sujeto no va a salir corriendo.
Buenas luces a tod@s!