Gracias a un buen amigo semanas atrás tuve la ocasión de asistir a una tremenda carroñada a la que acudieron las cuatro especies de buitre ibéricas. Podría explicaros lo extraordinario de poder ver y fotografiar a las cuatro especies compartiendo el mismo banquete. Contaros lo que se siente cuando 200 buitres pasan volando a escasos metros de tu cabeza. Hablar sobre el escalofriante sonido que emiten estas enormes aves batallando por un trozo de carne. Podría también describir la elegancia de su plumaje y la majestuosidad de su vuelo. Pero prefiero que lo veáis vosotros mismos.
Antes de tomar asiento en el interior del hide la cosa ya prometía.
No es fácil ganarse la confianza de estos animales. Por respeto al trabajo de muchos años y por petición expresa vamos a mantener el anonimato de este señor y del lugar.
Empieza el festín…
El primero en bajar y el más numeroso es el buitre leonado (Gyps fulvus).
Entre la muchedumbre aparecen los primeros ejemplares de buitre negro (Aegypius monachus).
Escoltado por dos buitres negros el magnífico quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) espera su turno.
El último en aparecer, el alimoche común (Neophron percnopterus).
Tras el festín de carne, sangre y vísceras el buitre leonado abandona el lugar y es entonces cuando empieza el formidable espectáculo del quebrantahuesos.
El plumaje del quebrantahuesos juvenil es de tonos pardos. Una vez adulto (6-7 años) la coloración de la cabeza, pecho y vientre varía del blanco al naranja.
Impresionante tu reportaje!
Muchas gracias, Ana.
Me he enamorado de esta entrada. Adoro a los buitres, son animales espectaculares y siempre que puedo me escapo a verlos y a sentir su vuelo sobre mi cabeza.
Enhorabuena.
Muchas gracias LobaSolitaria. En el Pallars Sobirà nos sobrevuelan a diario y no me canso de admirar su elegancia. Un abrazo!